Hace 2 días llegué al aeropuerto más temprano que la vez anterior, pues no tenía ninguna intención de volver a perder mi vuelo. Entregué mi maleta y recordé que para este viaje era obligatorio contar con un seguro, así que encontré un promotor que me lo vendió, dándome extensas explicaciones, mientras yo miraba con nerviosismo el reloj. Al terminar salí corriendo, la fila de policía internacional era enorme y no parecía estar avanzando rápidamente. Cuando iba por la mitad empecé a temer que no alcanzaría a llegar a tiempo. Entonces empecé a repetir una y otra vez ¿cómo puede mejorar esto? En eso, un funcionario abrió la cuerda que separaba a los pasajeros y nos señaló nuevas oficinas habilitadas, me desplacé con prisa y quedé en el tercer puesto. Después, llegué a la puerta de embarque justo cuando los pasajeros estaban abordando. Por último, al subir al avión noté con sorpresa que había quedado justo detrás del pasillo, así que agradecí el espacio extra para estirar mis piernas.
A veces cuesta concebir el poder de esta simple pregunta, ya que definitivamente cuando la formulas las cosas no pueden sino mejorar, aunque siempre es bueno recalcar que la idea no es buscarle una respuesta sino simplemente abrirte a recibir lo que el Universo tiene para mostrarte ¡lo que muchas veces es mejor que lo que podrías haber imaginado!
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