miércoles, 2 de abril de 2014

Ordenando los lápices

Sin duda muchos habrán escuchado acerca del Trastorno obsesivo compulsivo, llamado comúnmente TOC. Éste se caracteriza por pensamientos recurrentes y conductas repetitivas dirigidas a reducir la ansiedad asociada. En cierta ocasión, escuché de un caso en el que una persona que sufría este trastorno sentía la necesidad compulsiva de ordenar sus lápices, alineándolos según su tamaño encima de su escritorio.



Viéndolo desde afuera estas conductas se revelan carentes de cualquier sentido, pero para la persona que lo padece, verificar o no el comportamiento compulsivo implica una diferencia entre evitar o no la ansiedad asociada a él. Por ejemplo, que pasaría si un día el sujeto mencionado descubre que sus lápices han sido desordenados, este acontecimiento que para cualquier otro individuo sería banal, para él constituiría un motivo de angustia. Por ello, para evitar dicha emoción, pone toda su atención en mantener ordenados sus lápices. El foco es externo, se dirige hacia algo que no depende de su voluntad y que puede cambiar en cualquier momento, pero algo es claro, si los lápices se desordenan el individuo cae en un estado emocional de malestar. En consecuencia, se trasforma en un esclavo de sus propias obsesiones.

No es tan difícil darse cuenta que el problema no está en los lápices sino en el interior del sujeto y que quizás si el foco cambiara de evitar el desorden de éstos a aplacar los estados emocionales subsecuentes, la solución estaría a la vuelta de la esquina. Pero lo que parece tan evidente en un caso extremo como el que se plantea, se diluye al tratar de aplicarlo a nuestra propia vida. Por tal razón deberíamos preguntarnos ¿Qué hay de esto para mí? ¿Cuáles son mis propios "lápices"? ¿Cuántas veces trato de arreglar lo de afuera, sólo para evitar sentir lo que eso me produce?, ya que sólo al tornar nuestra atención hacia lo interno, nos volvemos libres y podemos realmente fluir con lo que venga.