Un hombre enamorado se acercó a su amada y le dijo:
- Pídeme lo que quieras y lo traeré para ti.
- ¿ Lo prometes?
- Claro - replicó el hombre confiado.
- Acércame la Luna.
El enamorado quedó sorprendido con su petición, pero estaba tan convencido del poder de su amor, que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para complacerla.
Al día siguiente, emprendió su viaje. Viajó por todo el mundo, conoció todo tipo de gente, incluso a muchos sabios; pero nada de esto lo acercó ni un poco a su objetivo.
Una noche, desesperado, se tendió junto a un arroyo. Había pasado años buscando, ya no tenía fuerzas para seguir, era tiempo de rendirse, volvería a casa, con su amada.
Entonces, al mirar el arroyo, notó el reflejo nítido de la Luna en el agua, tan cerca que era capaz de alcanzarlo con sus manos y sonrió al comprender que a veces lo que más queremos aparece justo en el momento en que lo dejamos de buscar.
(Autor: Laura Núñez, prohibida su reproducción)
(Autor: Laura Núñez, prohibida su reproducción)