domingo, 27 de septiembre de 2015

El Papiro

Aquejado por múltiples desgracias, un hombre acude al oráculo en búsqueda de la solución a sus problemas y de paso, el secreto para su felicidad.

Una vez ahí, le ruega a la pitonisa que le entregue la fórmula para lograr, por fin, mejorar su vida, terminando así con sus infortunios.

- Es simple- responde ella - tengo en mi poder un antiguo papiro que contiene al mismo tiempo, la causa de tus males y el entendimiento que te permitirá superarlos con éxito; te lo entregaré, pero deberás comprometerte a no abrirlo hasta llegar a tu hogar.

Sin dudarlo, accede; cumpliendo la pitonisa con lo acordado.


Durante su viaje de regreso, el hombre, contento y a la vez ansioso de encontrarse tan cerca de conocer ese valioso secreto, por tanto tiempo anhelado, fantasea con el contenido del papiro, imaginándolo elaborado y extenso. Por ello, no puede evitar la sorpresa cuando al llegar a su casa y desenrollarlo, ve que su mensaje se reduce a estas sencillas, pero sabias palabras:

- Sólo se trata de ti.

(Autor: Laura Núñez. Prohibida su reproducción)



domingo, 9 de agosto de 2015

Agradeciendo

"El agradecimiento es la memoria del corazón". Lao-Tsé



Hace unos días fui a ver a una amiga y ella me comentó que trabajando en un centro de protección de la mujer se había dado cuenta de todo lo que tenía para agradecer en su vida, así que se había formado el hábito de dar gracias hasta por las cosas más pequeñas.

Me pareció una práctica muy sabia, porque en general, tendemos a enfocarnos en lo que falta o en lo que está mal, pero es impresionante como un pequeño acto de agradecimiento puede cambiar totalmente la perspectiva de nuestro entorno. Si empezamos a agradecer, cada vez podremos ver con más claridad todo lo bueno que tenemos a nuestro alrededor.

Agradecer en la mañana, antes de dormir, antes de las comidas o en cualquier momento buscar 10 cosas por las cuales estar agradecidos es un gesto tan simple, pero tan decisivo. Tanto que creo que sería bueno comenzarlo ahora mismo: Gracias!!!

jueves, 6 de agosto de 2015

Nuestras Piedritas

Varias veces he escuchado a  Isha decir que nuestro Universo siempre nos está lanzando diamantes, pero que nosotros no somos capaces de atraparlos porque tenemos las manos llenas de piedritas. La paradoja es que no queremos soltar las piedritas, estamos aferrados a ellas, aunque eso nos signifique perder los diamantes que nos han destinado. Nuestras piedritas representan lo conocido, lo cómodo, lo seguro, lo que no queremos dejar por miedo a quedarnos sin nada.


En mi caso, esa frase me ha dado muchas vueltas los últimos días, pues desde que estuve en la I la última vez se hizo mucho más claro que quiero hacer cambios en mi vida, ya que no me estoy dando todo lo que podría. Estos cambios incluyen cambios de trabajo y otros más en diferentes ámbitos y sólo dependen de mí, pero aún así, algo me frena a dar ese paso y sé que se trata de esas piedritas tan conocidas, la seguridad que nos da el quedarnos en ese lugar cómodo, pero que en el fondo no nos hace felices, ya que nos estanca, impidiéndonos crecer.

Por ello, en este momento veo que la elección está sólo en mis manos y cada vez se hace más evidente que ya no puedo seguir eligiendo lo mismo, pues mis diamantes sólo están esperando que yo vaya por ellos.

sábado, 2 de mayo de 2015

La verdadera prisión

En un antiguo reino, vivía, en un magnífico palacio, un joven príncipe. A lo largo de su corta vida, había estado siempre rodeado de lujos y atención, razón por la cual, reconociéndose afortunado, daba las gracias a Dios a diario.

Pero su suerte cambiaría al morir su padre, ya que su ambicioso tío, deseoso de tomar el poder y con el apoyo del ejército, le arrebataría fácilmente su corona, enviándolo prisionero a la torre mayor.

Dicha torre era inhóspita, fría y lúgubre. Tanto era así, que la leyenda contaba que muchos de sus prisioneros entraban, pero no salían jamás y ello no estaba lejos de la realidad. De un momento a otro, el príncipe pasó de tenerlo todo a encontrarse en las peores condiciones, adelgazó muchísimo y enfermó. A esto se le sumaba el dolor por la muerte de su padre y la traición de su tío. Así pasó mucho tiempo, sin poder resignarse a la nueva situación que estaba viviendo. Solía asomarse a través de los barrotes de la ventana por horas, recordando sus días felices y, poco a poco, su espíritu comenzó a quebrarse.

En la celda contigua, se encontraba preso un anciano, el que al parecer llevaba mucho tiempo ahí. Se decía que había sido un soldado, apresado por desertar de una célebre batalla, de la que ya nadie tenía memoria, pues había ocurrido hacía más de 50 años. Aunque en realidad nadie sabía mucho de él, pues desde que se encontraba en la torre, pocas veces se le había escuchado palabra. Más bien pasaba el día en silencio, sin moverse, con los ojos mirando el suelo. Pero en cierta ocasión, al ver al joven tan afligido, se apiadó de él y le confidenció:

-Amigo, hace mucho tiempo que me encuentro en esta torre, pero alguna vez también fui un hombre joven, que tenía grandes sueños y esperanzas y un amor en el corazón. Por eso puedo decirle con certeza que no son las paredes las que nos quitan nuestra libertad. Cuando perdemos nuestros sueños, estamos realmente presos. Por ello, alimente día a día su esperanza, y quedará libre de ese yugo.

Esta conversación inspiró al joven, quien instantáneamente recuperó la confianza y la oportunidad de escapar se presentó muy pronto, pues sus amigos habían estado organizando su rescate desde hacía tiempo. Cuando llegó el momento de la fuga, el príncipe le ofreció al anciano llevarlo consigo, pero éste se negó a dejar su celda. Ante el apuro, el joven huyó, refugiándose posteriormente en un reino vecino, dónde encontró la seguridad que necesitaba. 

Al poco tiempo, su tío usurpador murió, y el príncipe volvió a su reino en gloria y majestad, siendo reconocido por su pueblo como el heredero legítimo, ocupó el trono que había sido de su padre y fue coronado como el nuevo rey. Luego de las celebraciones de rigor, el joven recordó a su antiguo compañero de encierro, el que le había brindado su apoyo en sus momentos más duros y pidió que lo trajeran a su presencia.

Sin embargo, la orden no pudo ser cumplida, ya que como le fue comunicado unos días más tarde, el anciano había muerto. Ante esta noticia, el joven rey lloró amargamente, y recordando su actitud al momento de la fuga entendió que la condena de su compañero había sido en realidad el haber renunciado a sus sueños. Entonces comprendió realmente lo que le había querido transmitir con su plática: las peores prisiones las llevamos internamente, en nuestro corazón, esas son las cadenas que verdaderamente nos atan y lo peor de todo es que voluntariamente elegimos llevarlas, a veces simplemente por el sólo hecho de ignorar nuestra capacidad para liberarnos de ellas.

(Autor: Laura Núñez, prohibida su reproducción)
 


viernes, 27 de febrero de 2015

La Luna


Un hombre enamorado se acercó a su amada y le dijo:

- Pídeme lo que quieras y lo traeré para ti.

- ¿ Lo prometes?

- Claro - replicó el hombre confiado.

- Acércame la Luna.

El enamorado quedó sorprendido con su petición, pero estaba tan convencido del poder de su amor, que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para complacerla.

Al día siguiente, emprendió su viaje. Viajó por todo el mundo, conoció todo tipo de gente, incluso a muchos sabios; pero nada de esto lo acercó ni un poco a su objetivo.

Una noche, desesperado, se tendió junto a un arroyo. Había pasado años buscando, ya no tenía fuerzas para seguir, era tiempo de rendirse, volvería a casa, con su amada. 

Entonces, al mirar el arroyo, notó el reflejo nítido de la Luna en el agua, tan cerca que era capaz de alcanzarlo con sus manos y sonrió al comprender que a veces lo que más queremos aparece justo en el momento en que lo dejamos de buscar.

(Autor: Laura Núñez, prohibida su reproducción)