Hoy estaba unificando y se me ocurrió que podría vender algo mío. Después estuve pensando y me acordé de mi máquina de Pilates. Antes la usaba siempre, todos los días, me encantaba, hasta que mi mamá se le ocurrió que no había espacio para ella y la dejó desarmada detrás del closet. Desde que está ahí la he usado poco, porque eso significa armarla y desarmarla cada vez que la uso.
Es increíble pero siento pena de deshacerme de esa máquina, me acuerdo que antes de comprármela siempre la veía en la televisión y soñaba con tenerla en mi casa. Es raro, es como si perdiera algo dentro mío; qué impresionante como uno puede apegarse tanto a algo material al punto de costarle deshacerse de él. Y eso también en cierta medida nos hace sufrir y nos quita libertad. Pero si me voy nadie la va a usar por 6 meses y no tiene sentido que se quede ahí, así que está decidido. Aprovecho de pasar el dato por si hay algún interesado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario