sábado, 3 de diciembre de 2011

Día 67: El Espejo

"No juzgueis y no sereis juzgados".
(Lc 6,37)

Hoy, le comentaba a una amiga lo divertido que es escuchar a la gente referirse a otros, ya que cuando uno habla se habla a sí mismo, por lo que es posible conocer lo que las personas piensan de ellas, al hacerlo. Del mismo modo, se constituye como herramienta al servicio de nuestro autoconocimiento y funciona como un espejo, nos vemos reflejados en los demás, tanto en lo agradable como en lo desagrable.

Una vez fui a una reunión del sistema, en un momento de mucho estrés con mi madre y me reflejaron que yo era ella. Al principio no lo entendí para nada, pero con el tiempo fue claro: muchas características que rechazaba en ella, estaban en mí. En ese instante, comprendí el mecanismo del espejo, lo que es sumamente importante, ya que nos permite el cambio de foco. En vez de mantener nuestra atención afuera, apegados a las ideas de cómo los demás "deberían ser", podemos ir hacia dentro y abrazar todos esos aspectos que negamos en nosotros. Lo más increíble es que al aceptarlo internamente, inmediatamente lo externo cambia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario